Pasado, presente y…

       
      Azules como el cielo cuando le miraba encandilada en aquella cafetería donde se conocieron. Húmedos y rojizos cuando se le fue de las manos la primera vez. Herméticos y huidizos cuando escucha la llave por la cerradura. Gélidos, impenetrables, en el infinito de una mirada sin vida. 

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