A tres voces


      El globo rojo trataba de esquivar aquella multitud sobre la acera, y de frenar nuestro paso; un paso que se había convertido en una carrera contra el tiempo. Realmente no tenía prisa por llegar a ninguna parte, pero mi vida era así desde que apareció Lucía, con más sorpresa que júbilo; en mis planes no entraba ser madre tan joven y menos aún tenerlo sola. Pero Lucía no tardó en convertirse en el centro de todo. Aquella tarde me fastidió encontrarme a toda esa gente aglomerada en la acera del teatro. Veníamos de un cumpleaños, y Lucía seguía mi paso a trompicones, como de costumbre. Cuando llegamos a casa me contó que se le había escapado el globo y un señor había prometido guardárselo. Pensé que se lo había inventado, Lucía es así, cree que tiene la capacidad de hablar con la mirada porque siempre me adelanto a lo que quiere antes de que me lo pida. Pero tenía razón, unos días más tarde pasamos por allí y, atado a una barandilla, estaba el globo rojo.

      El globo rojo trataba de esquivar aquella multitud sobre la acera. Entre tirones del cordel y su madre que no reducía la marcha, a pesar de que la niña a duras penas podía seguirla, se le escapó o bien decidió soltarlo. Se elevó hasta tropezarse con mi toldo. Agarré la cuerda y estiré la mano fuera de éste, para sacarlo y dejarlo libre; la niña me estaba mirando, arrastrada aún por el paso de su madre, hasta que la perdí de vista al volver la esquina. Cambié mis planes y decidí atar el cordel a la barandilla, algo en la mirada de aquella niña me había expresado que no lo soltara. A los tres días el globo había perdido su capacidad de quedarse erguido aunque el viento lo movía de un lado a otro. También me di cuenta que había recibido más llamadas para vender el piso, desde que estaba allí atado, que nunca antes. El globo llamaba la atención y los transeúntes se fijaban en el cartel de la inmobiliaria. Aquella casa, desde que ellos faltaban, se me había quedado grande y, aunque me costaba alejarme de sus recuerdos, necesitaba un cambio en mi vida.

      Me encanta cuando celebran el día de su aniversario, me compran un puñado de globos rojos para que los suelte desde abajo. Dicen que si se cuela alguno, nos dará buena suerte ese año. Yo pienso que eso son tonterías de mayores y prefiero que se escapen todos, no me gusta que se queden arrugados y viejos como ese que guardan.

(Inspirado en la frase de Ninive: "El globo trataba de esquivar aquella multitud sobre la acera." para El CuentaCuentos)

Comentarios

  1. ooooohhh, qué niña tan mona y qué hombre tan mono. momentos así son los que vale la pena guardar. me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar
  2. Parece que la mañana ha sido productiva jajaja!!! Te ha quedado un relato precioso, de esos que dejan volar la imaginación, como el globo. Imaginando cómo un sólo de ellos en el lugar adecuado, puede cambiar el curso de la vida.
    Un beso Sara!

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno el relato desde casi cuatro puntos de vista (seguro que el globo tiene algo que opinar en todo esto)

    No debemos dar por hecho que sabemos lo que piensan los demás, pues siempre nos sorprenden.

    Un saludo
    Ehse

    ResponderEliminar
  4. Un mismo relato visto desde tres puntos de vista muy distintos, me ha gustao mucho, la verdad, diferente y divertido
    bessos

    ResponderEliminar
  5. Me encanta como ese cordel va uniendo tres momentos sin que lleguen las personas a reparar en lo que está sucediendo. Tan solo la niña con su percepción especial cree que las cosas pueden ser tan bellamente simples. Y el globo interconectará en el la mirada de la madre, la del inquilino y la del vendedor, dando cada uno un sentido a su presencia. Pero Lucía tenía razón.

    Un abrazo! y no extrañes si ves desde la acera un globo rojo atado a una terraza :)

    ResponderEliminar
  6. Anónimo8/2/12

    Muy bonito. Me gusto mucho el relato. Múltiples puntos de vista.

    Un placer leerte.

    www.utopiadesueños.com.es

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Y eso que no tenías inspiración! Lo que mas me ha gustado es el final, me chifla ese tipo de tradiciones ;)

      Eliminar
  7. Qué chulo. Me ha encantado tu relato. Al final la niña, le ayudó ¡Je,je!

    Saluditos.

    ResponderEliminar
  8. Los puntos de vista de una misma cosa adornada con lo cotidiano de cada personaje hace de esta historia un relato del día a día. Felicidades, me ha encantado.

    ResponderEliminar
  9. es bonito ver una historia así, porque realmente vemos como sucede desde distintas partes. Me ha gustado este punto de vista.

    :)

    ResponderEliminar
  10. Me gustan las historias donde se entrelazan vidas ajenas con un nexo común, en este caso ese globo rojo. Un placer leerte :)

    ResponderEliminar
  11. Tres situaciones distintas en un mismo relato, donde se entrecruzan para formar un todo. Me ha encantado!!

    Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Relación entre la web de cita previa del DNI y una partida de Mario Bros

¿Por qué el cartero siempre llama a mi casa?

TREINTA POSTALES DE DISTANCIA