Amores de barra

     


      Le dijeron que su media naranja estaría por ahí, que tarde o temprano se cruzarían, y a su corazón ya no tendría que darle cuerda porque, juntos, palpitarían al mismo son. 

      –¡Y qué culpa tengo yo de que me conocieras borracha! –respondió el pomelo dando un portazo.

(Microjustas literarias XIV Tema: La naranja mecánica)

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Por qué el cartero siempre llama a mi casa?

Relación entre la web de cita previa del DNI y una partida de Mario Bros

El niño que perdió su sombra