Yo siempre lo he llamado flash
Esto no sé si son cosas de los malagueños o soy yo que siempre he estado equivocada llamándolo mal, pero recuerdo una vez que íbamos por la calle un grupo de amigos, encontramos un kiosco de helados y se nos antojó comprarnos uno. Unos pidieron cucuruchos, otros de palo, etc., y a mí se me ocurrió pedir un flash. Y esta fue la reacción de la mujer del kiosco: —Un flash. —¿Un qué? —Un flash. —¿Flash? —¡Sí, flash! La señora del kiosco con cara de no estar enterándose de nada y yo preguntándome que letra estaba pronunciando mal para que no me entendiera. En esto que salta uno de los del grupo que sí era malagueño: —Un “poloflash”. —¡Ah, sí! ¿De qué lo quieres? —respondió la señora muy resuelta ya. Y a mí se me quedó una cara de no poder creérmelo. Pero vamos a ver, ¿tan revelador era agregar “polo” a la palabra “flash” para comprenderme? Entendería que si entro a un bar y pido un flash, el camarero me mire