Frente a él
Deseaba que fueras tú. Lo deseaba con toda mi alma. Mientras me ponía mi vestido favorito y alisaba los pliegues con delicadeza. Al recogerme el cabello como sabía que a ti te gustaba, con algunos bucles sueltos. Cuando borré el carmín de mis labios y dejé solo un brillo transparente. Al ponerme el perfume, mi perfume o tu perfume, ése que no había vuelto a usar desde que te marchaste porque, aun siendo mío, estaba impregnado de tu recuerdo. También lo deseé en el momento en que mis pies se colaron en los zapatos, al coger el abrigo y el bolso, al mirarme en el espejo por última vez antes de salir… Ahí lo sentí más que nunca, mis ojos en su fulgor te esperaban. Me temblaban las manos cuando empujé la puerta para entrar en aquel restaurante donde compartimos mesa la primera vez que cenamos juntos. Aquella vez. Había pasado tanto desde entonces… Encontré nuestra mesa vacía y me senté en el mismo sitio para contemplarte en mi mente, para disfrutar de esa sonrisa capaz de de