Volver a casa
Apartó bruscamente las cosas de la mesa. Era la primera vez que le veía fuera de sí. No sabía qué estaba buscando, pero tampoco le interrumpí, pensé que eso sólo alimentaría su furia. Cuando se tranquilizó, después de haber revisado cada rincón, rompiendo todo aquello que encontró a su paso, y se sentó en el sofá; me decidí a preguntar qué era aquello que con tanto afán buscaba. Me miró con ojos de ira, con una profundidad que nunca le había conocido, como si me mirase desde otra dimensión, y no acertase a adivinar lo que realmente le estaba preguntando. No dijo ni una palabra, se limitó a mirarme fijamente, aunque no sé si realmente me miraba, porque mis ojos no lograban encontrar su auténtica mirada. Se levantó de súbito, como si de pronto hubiese descubierto algo. Cogió su abrigo y echó a correr calle abajo. Salí tras él, llamándole, pidiéndole a gritos que me esperase, necesitaba una explicación a todo aquel desconcierto. Pero no hubo respuesta, tan