Senderos de papel (Cap. IV)
Un mundo que se aleja Adela no entendía por qué Israel se estaba apartando de su vida. Llevaban casi dos años siendo amigos y cada vez le sentía más lejos y distante. Echaba de menos aquellas charlas, cuando iba a recogerla a la cafetería y la acompañaba a casa. Se pasaban horas y horas en su habitación escuchando música, compartiendo sus sueños y liberando sus penas. Aquellos habían sido los mejores momentos de su vida en aquella fría y bulliciosa ciudad. Ella no había sido la única de la que se había apartado, Israel había abandonado su rincón del parque del Retiro. La música parecía haber alejado el hechizo que se apoderaba de él. De repente se había vuelto un joven ambicioso, y no paraba de ir de un lado a otro buscando financiación y socios, para un nuevo proyecto de negocio. Aquel chico seguía siendo un enigma, a veces sentía que sabía todo sobre él, pero realmente apenas sabía nada sobre su vida, ni su pasado. Adela seguía trabajando en la cafetería. Ya