El chico del vaquero y la camisa blanca
Pensó abrigarse más, el norte de Europa a principios de Marzo sigue siendo frío. Sin embargo era muy supersticioso y decidió no hacerlo, al fin y al cabo recordaba claramente que siempre habló de unos vaqueros y una camisa blanca, cuando meses atrás se lanzó a un juego de destinos, deseos y casualidades. Caminaba por las calles adoquinadas de la ciudad aterido de frío, las manos en los bolsillos y pensando que de aquella noche sólo iba a sacar una decepción y posiblemente un fuerte resfriado. A pesar del frío el trayecto se le hizo bastante corto, y por un instante pensó que o bien el frío había afectado a su sentido de la orientación, o bien estaba tan absorto en tratar de encontrar una explicación a qué hacía allí, que se había confundido de calle. Sin embargo, se dio cuenta de que ni una cosa ni la otra. Donde buscaba un pequeño restaurante que conoció tiempo atrás hoy se levantaba una pequeña tienda de libros viejos. No pudo evitar soltar una carcajada, sin du