A través de sus ojos

He ejercido muchas profesiones a lo largo de mi vida, pero ser madre es la labor más complicada y gratificante de todas ellas. Nadie te prepara para serlo y, sin embargo, con una gran dosis de optimismo por aquí, otra de paciencia por allá y una proporción desmesurada de intuición, terminas haciéndote con la empresa. Recuerdo la primera vez, la época en que era una completa novata, el miedo que tenía a estar haciéndolo mal, a no alimentarlo bien porque, aunque el pediatra decía que el niño tenía que comer a demanda, a mí no me quedaba muy claro si demanda era que estuviese todo el día enchufado al pecho o si el niño quería estar todo el día enganchado porque no tenía suficiente leche para darle. O cuando lloraba y lo cogía en brazos a todas horas, haciendo caso omiso a las advertencias de que si el niño aprendía a dominarme estaba perdida. Y lo estaba. Recuerdo las sesiones de cuna, de el niño agarrado a mi mano y yo dando cabezazos de sueño apoyada ...