El silencio
Ese lugar donde habitamos cuando estamos dormidos, cuando perdemos la consciencia del murmullo que nos rodea. Donde nos refugiamos cuando queremos mirar con atención, como si nos iluminara la visión y, sumergidos en él, nos ayudase a ver mejor. A veces no sabemos usarlo y en vez de recurrir a él cuando no encontramos las palabras necesarias, nos lanzamos al abismo de las frases sin sentido para envolverlo, sin darnos cuenta que él es más sutil y preciso. No nos encadena como lo hacen ellas, las palabras. Se mantiene esquivo e inconexo. El silencio puede ser un lugar muy frío y árido, donde cueste permanecer largo tiempo, o donde un instante parezca una larga estancia incómoda. Pero también hay silencios que se transforman en lugares apacibles, donde deseas que se detenga el tiempo para poder recrearte en sus rincones, pasear sus sendas, sentarte en sus parajes más hermosos a observar las vistas, o simplemente descansar entre sus ecos sordos. Cerrar los ojo