Nunca había deseado tanto estar de vuelta y sin embargo, cuando se encontró frente a la entrada, tuvo miedo de dar el paso. Temía que todo hubiese cambiado. No ser recibida de la misma forma que al principio, cuando el mínimo gesto, algo que para cualquiera habría pasado inadvertido, por muy insignificante que fuera, él lo retenía y moldeaba a su antojo, adquiriendo un valor que ni ella esperaba. Él hacía ya tiempo que tampoco acudía a su punto de encuentro, quizás cansado de pasear por aquel lugar desolado, donde solo permanecían los rescoldos de un sitio que siempre brilló por la intensidad de sus ilusiones, tan vivas como inalcanzables. Estuvo tentada a dar media vuelta. Marcharse por donde había venido para concederse algo más de tiempo, adquirir la seguridad que iba perdiendo según se acercaba. Tal vez con la idea de prepararse para lo que pudiera encontrar, por si no era la calidez de un hogar encendido ni la frescura de un día de lluvi