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Mostrando las entradas etiquetadas como Reflexiones

Un poquito de magia...

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Este año, a diferencia de otros, tengo muchísimas ganas de que llegue la Navidad. No por la celebración navideña en sí, sino porque para mí empieza a tener otro significado distinto, o quizás en realidad es el mismo que se tiene cuando se vive la Navidad intensamente. Nunca he sido navideña. No puedo explicar por qué, o no lo sé, o quizás es muy personal y no soy muy dada a compartir este tipo de cosas; el caso es que siempre me ha incomodado la Navidad. No soy de las que critica el consumismo, gasto en regalos, adornos, luces, etc., pienso que es una fiesta por y para los niños y, ya que les vendemos magia desde pequeñitos, hay que ser consecuentes con ello. Es muy fácil vivir la Navidad a través de sus ojos, desde que tengo hijos mi conflicto interno con la Navidad ha ido mermando; sin llegar a ser para tirar cohetes, sacar la pandereta y ponerme a cantar villancicos. Pero el caso es que la empiezo a mirar con otros ojos. Es como si empezara a recibir un poquito de esa magia que

Echo de menos lo auténtico

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      Hacía mucho que no me ponía a escribir sin más. Me refiero a escribir sin construir una historia o relato, a expulsar un pensamiento que me ronda por la cabeza. Realmente aquí no he plasmado muchos, suelo dejarlos en el tintero. Hoy, dando una vuelta por las redes sociales, me ha surgido preguntarme en qué mundo de locos vivimos, refiriéndome al tipo de vida hacia el que nos hemos ido proyectando con la tecnología. No damos un paso sin publicarlo antes en nuestro Twiter, Facebook, Instagram, G+… como si nosotros mismos quisiéramos entregar nuestra vida para formar parte de un Reallity gratuito. ¿Y a dónde nos llevará esto? Es una de las preguntas que me hago.        Paseando por las redes sociales detecto mucho rencor, a veces dolor, quejas la mayoría, pero lo que más me gusta es encontrar felicidad. Hay gente que comparte muy poca felicidad, y no creo que sea porque no la vive ni la siente, sino porque gusta de esa fachada derrotista, de ese afán por el victimismo, tal ve

Casualidad o Destino

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             Hoy, después de leer el relato de un compañero bloguero donde su protagonista se enfrentaba a un destino imposible de modificar, me ha venido esta cuestión a la mente: ¿casualidad o destino?       Siempre he sido, y soy, partidaria de la casualidad. No creo en el destino, a pesar de ser una palabra que me encanta, y de crear mil historias alrededor de ella. Me niego a pensar que voy como una máquina por un camino ya marcado; que haga lo que haga y elija lo que elija, voy posándome en el lugar donde estoy destinada a estar. Suena muy romántico para una historia de ficción en un libro o una película, jugar con los personajes y mover sus hilos para que todo transcurra de una manera fantástica y evocadora, ¿pero suena igual de bien aplicado al mundo real? ¿Y quién mueve esos hilos?        Sigo negándome a creer en ello. Me parece mucho más atractiva la casualidad. La magia de saber que donde estoy es el fruto de una combinación de circunstancias que se han dado al

Sentidos y felicidad

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Mirar por la ventana y ver que el día que esperabas frío y gris, se ha tornado soleado. El olor a tierra mojada, a mar, a flores silvestres... a la piel cuando aún tiene gotas de agua después de un baño. Escuchar una canción y cerrar los ojos para viajar a ese momento que la hizo especial. Saborear algo y estar convencido de que, hasta ese momento, no habías probado nada igual. Sentir unos dedos recorriendo la espalda. Una mirada cómplice. El dulce olor de la cabeza del bebé cuando lo tienes en brazos. Sus primeras palabras. Cuando abre un regalo que le has entregado. Caminar sin zapatos por la playa. Disfrutar de una sonrisa que acabas de recibir. Un sabor que te devuelve a la infancia. Despertarse con el aroma del café recién hecho. Churros un domingo por la mañana. El sonido de la lluvia tras el cristal y acurrucarse bajo una manta. Un abrazo inesperado. El cielo bajo el silencio de una noche estrellada. Ese perfume que trae el recuerdo de alguien especial. E

Superpoderes...

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      Ayer, durante la siesta, los niños estaban viendo unos dibujos,  Fanboy y Chumchum  (sí, los de la foto) que no sé si son muy apropiados, por cierto, tendré que ver unos cuantos capítulos para ver si pasan la ITV porque les escuché decir algo así como: “concierto en La menor, de no sé qué compositor, para sobaco” a la vez que hacían una representación musical con dicho instrumento. Llevo una guerra con los niños de más de una semana para que cambien esa horrenda palabra que les encanta, por axila, pero no hay manera, y ahora he descubierto de dónde la habían sacado… Pero no era esto lo que quería contar. En el capítulo, estos personajillos se hacían invisibles y se me mezcló el sueño de la siesta con el capítulo y el libro que me estoy leyendo, así que me desperté pensando en superpoderes varios. Abro debate: Si tuvieseis que elegir entre poder haceros invisibles, tener una fuerza descomunal e invencible, leer la mente, adivinar el futuro, ser veloces como la luz o materiali

Me salen ronchas en San Valentín

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       Lo siento por los Valentines, por su santo, y también por los que lo celebráis, pero… me pasa este día lo mismo que me ocurre en Navidad, es como si la bondad, la felicidad o el amor ―en este caso― hubiera que enlatarlo y abrirlo en una fecha determinada. Si se quiere a alguien, ¿por qué demonios hay que demostrárselo un solo día? ¿Qué pasa con el resto del año, hay que estar relajados y dispersos? Me voy al facebook a ver si encuentro un grupo de esos para unirme de: "Señoras que odian San Valentín" o "Guarda los bombones para otro día que no sea alérgica al chocolate"...

Interpretación de los sueños a mi manera... (como diría Markos)

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      Nunca he creído en los presagios ni en la interpretación de los sueños ni en nada de eso… Mi teoría es que lo que soñamos es una especie de reproducción de lo que vivimos o pensamos en el día a día. Y como mi blog va de sueños, hoy me apetecía sacar a relucir este asunto, y he indagado un poco por la red para ver lo que encontraba al respecto. He encontrado una página donde estaban ordenados alfabéticamente algunos temas sobre soñar con cosas y su interpretación. Dejo el enlace de la página , para que no me vengan luego con plagios, porque he cogido las interpretaciones tal cual las he encontrado (es lo que está en oscuro y en claro son mis palabras).  Sólo he sacado a relucir algunos que han llamado mi atención, me he ido por el lado de las relaciones y el sexo, que era el tema más jugoso; pero los hay curiosos como el de soñar con pedos (¿Alguien sueña con pedos? Y en los sueños cómo aparecen, ¿son visibles?)       Soñar que se tira pedos indica que siente cierta agresi

¿Por qué el cartero siempre llama a mi casa?

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      Al menos, todo hay que decirlo, nunca llama dos veces…       Yo tengo dos teorías: que pulsa por sistema a todos los botones del portero automático, aunque lo raro es que cuando contesto sólo escucho mi ¿Quién es?... o que por las mañanas soy la única habitante de mi bloque y ya me ha calado, ahorrándose así pulsar el resto. A veces, cuando sube a traerme una multa  o cualquier otra carta certificada, me dan ganas de preguntárselo, por curiosidad más que nada, pero nunca lo hago, no vaya a ser mal interpretada mi pregunta.       Cuando llaman los del buzoneo, siempre les abro la puerta, me recuerda a mi época de estudiante, cuando realizaba ese tipo de trabajos, muy odioso la mayoría de las veces, porque la gente es muy poco agradable cuando se les pulsa al telefonillo… Recuerdo que solía empezar pulsando los botones de los pisos más altos, no sé si es que me daba miedo que los del bajo me abriesen cara a cara y con cierta mala leche por el momento inoportuno de mi visita

El silencio

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      Ese lugar donde habitamos cuando estamos dormidos, cuando perdemos la consciencia del murmullo que nos rodea. Donde nos refugiamos cuando queremos mirar con atención, como si nos iluminara la visión y, sumergidos en él, nos ayudase a ver mejor.       A veces no sabemos usarlo y en vez de recurrir a él cuando no encontramos las palabras necesarias, nos lanzamos al abismo de las frases sin sentido para envolverlo, sin darnos cuenta que él es más sutil y preciso. No nos encadena como lo hacen ellas, las palabras. Se mantiene esquivo e inconexo.       El silencio puede ser un lugar muy frío y árido, donde cueste permanecer largo tiempo, o donde un instante parezca una larga estancia incómoda. Pero también hay silencios que se transforman en lugares apacibles, donde deseas que se detenga el tiempo para poder recrearte en sus rincones, pasear sus sendas, sentarte en sus parajes más hermosos a observar las vistas, o simplemente descansar entre sus ecos sordos. Cerrar los ojo

Mi mayor enemigo

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A veces, intentando salvar los obstáculos que nos coloca la vida, me encuentro de bruces con el mayor de todos ellos, y siento que colisiono contra mi propio yo. Cuando esto ocurre, reconozco en él a mi mayor enemigo, por ser quien mejor me conoce y al que más me cuesta apartar; pues las fuerzas de empuje y resistencia están equilibradas, y tengo que encontrar un punto débil, un mismo talón de Aquiles, antes de que lo haga mi oponente y gane la partida, haciendo que dé un paso hacia atrás. Tiendo a pensar que si me dejo vencer una vez o si encuentra mi debilidad, se hará más fuerte; y cada vez que nos encontremos, me mirará con ojos de invicto, logrando que pierda la confianza y renuncie a mi fortaleza. Por eso no quiero bajar la guardia, tengo que buscarlo antes de que me encuentre desprevenida, porque cuando lo tengo enfrente y sus ojos desprenden duda, siento que ya está vencido.

Los niños de hoy...

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      Muchas veces hemos recibido correos con presentaciones en PowerPoint de comparativas con los tiempos de antes, incluso anuncios de televisión, y nos hemos sentido orgullosos de ser treintañeros o cuarentones, y de haber sobrevivido a todas aquellas inclemencias de nuestra infancia, donde si seguimos vivos es por pura casualidad. El otro día me contaba mi marido, entre orgulloso y aterrado, sus hazañas en bicicleta por “El caminito de la muerte”, así lo habían bautizado. Un camino de medio metro de ancho, cuyo borde interior era una roca vertical, y el exterior un precipicio de quince metros ¡Pá haberse matao! Estas anécdotas me hacen plantearme serias preguntas ¿Seré capaz algún día de dejar a mis hijos ir solos con la bici? O lo que es peor… ¿Les dejaré salir solos aunque sea a pie? Supongo que sí, no creo que vaya a ser una madre coñazo de por vida, pero me aterra la idea, será porque aún son pequeños…       No era esto lo que quería contar, sino lo sibaritas que se han vue

Mi mundo

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                                             Nunca he conseguido que mi mundo gire a la velocidad establecida. Ni que lo haga en el sentido habitual de rotación. Su ritmo es inconstante y contradictorio; unas veces gira como las agujas de un reloj, otras retrocede como una manecilla loca, y otras, simplemente, se desprende y se precipita, como los granos de un reloj de arena. Sin un soporte donde agarrarse, ni una muesca en su inmaculado cristal; mi mundo cae esperando que el reloj dé la vuelta o se transforme en un reloj solar. Mi mundo a veces es grande y compartido; otras veces es pequeño y secreto. Viste miles de colores cuando se despierta con sonrisas, y pierde sus tonos cuando se envuelve en melancolía. De la misma forma enciende y apaga sus luces, siempre guiado por las sensaciones que despiertan su nuevo día. No sé si el resto de los mundos son como el mío. Un mundo que vive soñando en su vida, con la esperanza de algún día, estar viv

¿Cuánto queda para la telemedicina?

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      El otro día leí esta noticia en Internet sobre la telemedicina y reclamó mi atención. Al principio pensé que se trataba de un programa televisivo del tipo “Saber vivir” que a las señoras de cierta edad, incluidas mi madre y mi abuela, les encantan. Eso junto con recetarse la una a la otra, a las vecinas y a todo el que se encuentran, es uno de sus hobbies preferidos. Cuando voy de visita lo temo, en cuanto me notan algo raro, diez pecas más de la cuenta o el rímel un poco desmarcado por debajo del ojo, ya están ahí con su consejo del saber vivir: ¿Tú te hidratas niña? Porque en "Saber vivir" han dicho que hay que tomar zumo de piña con coco, leche y azúcar, que es lo mejor para hidratarse en verano. ¿Y omega-3? ¿tomas omega-3?  Que sólo les falta contarme su fórmula química estructural con sus dieciocho carbonos y usar el nombre de ácido linolénico... ¿Y no estás muy flaca? Tienes que ir a hacerte una revisión a ver si vas a tener la enfermedad de Gaucher. ¿La enferm

Latente

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      Había escuchado muchísimas veces la palabra latente antes de prestarle la más mínima atención. Para mí era lo mismo que escuchar lenteja o libélula, una palabra sin más. La primera vez que tuve consciencia de ella fue hace muchísimos años, en una clase teórica de fotografía. Nos explicaban que en una película o papel fotográfico, la imagen formada después de la acción de la luz y antes de entrar en contacto con el líquido revelador, se considera imagen latente, y por tanto invisible para nosotros. Fue ahí donde pensé: latente, ¡qué  bonito! Es una imagen secreta, escondida... Recordé las veces que había ido a la tienda de revelado con un carrete en la mano y sin pensar en esa palabra tan especial, no me daba cuenta de que llevaba la mano llena de imágenes latentes y sin embargo ahí estaban. Todavía fue más fantástico cuando vi la transformación de la latencia con mis propios ojos, la primera vez que introduje un papel fotográfico dentro de una cubeta con líquido revelador y a

Entre la vigilia y el sueño

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      Algunas veces sólo somos sombras, perfiles de la oscuridad, o bosquejos de un cuadro inacabado buscando un refugio donde escondernos del universo por un instante, para encontrar nuestras reflexiones y pensamientos. Un singular momento en el que nada de lo que nos rodea existe para nosotros, como una especie de paréntesis de nuestra existencia. Algo parecido a un agujero espacio temporal, donde todo lo que hay alredor queda congelado y ajeno, y la única vida que se mueve es la de las sombras sin cuerpo.       Nos proyectamos a una gravedad vacía donde perdemos el control del tiempo, la distancia y la energía. El silencio y la luz son los mejores aliados, nos permiten mantener el contacto con nuestro juicio y razonamiento. Cuando se rompe la barrera del agujero donde se encuentran nuestras coordenadas espacio temporales, la gravedad tira de nosotros y caemos al vacío sin remedio, el golpe es fuerte y doloroso incluso para una silueta sin cuerpo.       El retorno al univers

Sueños...

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A lgunas veces sueño que camino por una calle y encuentro tantos obstáculos, que no c onsigo llegar al destino que me hacía caminar por ella, gente interrumpiendo mis pasos o pérdidas de memoria que de repente me hacen olvidar dónde voy... n aturalmente al despertar  lo entiendo, ya que siempre me ocurre cuando mi t rayectoria se dirige a la casa de alguien que sé que ya no existe en este mundo, debe r epresentar esa nostalgia de haber perdido la oportunidad tantas veces, y que ahora a limenta la culpa... Otras veces consigo llegar a ese destino, ese momento es increíble y fugaz; l a casa está como siempre, todo mantiene su color especial, su aroma, su calma... u na voz inconfundible me dice que pase y pregunta, qué hago ahí mirando y acariciando el z ócalo de la entrada... Las palabras fluyen a borbotones, saben que les queda poco tiempo.                    Fragmento de "El viaje de la memoria" con transparencia. “Seguiré vagando por vuestra casa, mi casa”

Estilismos varios...

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      En muchas ocasiones nos obsesionamos por ir vestidos a la moda o más bien, por no ir pasados de ella para no dar el cante. Aunque en los tiempos en en los que vivimos, en que todo vale, más se da el cante por lo primero que por lo segundo; o quizá por salirse de los límites que marcan las tendencias y ser el más original o el primero en llevarlo.       De esta forma hemos pasado por criticar lo que nos ha parecido estrafalario, para unos meses más tarde, sucumbir a sus encantos y pasear alegremente por las calles con eso mismo puesto. ¿Qué yo dije qué? Nos sorprendemos diciendo. Son cosas del ajuste visual frente a la moda.       Aunque hay que reconocer, que de la moda que sale a la calle (en las pasarelas ni me meto, pues imagino que la mayoría de los modelitos calificados por mí como “imposibles de salir a  la calle”, son más bien la fantasía o el arte creado por los diseñadores para hacer el espectáculo que  se espera de ellos, que para vestir  fuera de ellas o de las

En memoria...

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Hace más de seis años se fue una de las personas más importantes de mi vida. Recuerdo su cara con sus arrugas, vestigio del paso del tiempo; sus gestos tranquilos y serenos; su voz siempre amable y cariñosa; sus paseos con mi mano cogida; sus tirones en mi pelo con el peine; sus guisos, con el sabor de toda la vida; sus besos. Forman parte de mi pasado, de mi niñez, de mi historia. Mil veces he tratado de evocar aquellos momentos lejanos, para revivirlos y disfrutarlos como entonces. Que mi memoria me obsequiase con un presente, como si volviese de un largo viaje o como si fuese Navidad. Pero mi mente a veces se vuelve perezosa y difusa, y no me deja rememorarlo con pulcra nitidez. Hace un año siguió sus pasos su compañero, su alma gemela, su mejor amigo. Él pudo compartir más momentos, conocer a sus bisnietos, abrazarles, pasear con ellos de la mano, besarles. Ahora vuelve a mi cabeza otro pedazo de mi historia que se mezcla con la antigua hasta conseguir una fusión, donde mis do

Falsas apariencias

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      Hay cosas que nos cuesta reconocer abiertamente. En unos casos damos un rodeo para eludir el tema, en otros nos justificamos o nos apoyamos en quienes actúan de la misma forma, y hay veces en que directamente, lo negamos y nos quedamos tan anchos. A quién no le ha pasado siendo adolescente, pasarse una semana hablando a tu mejor amiga de Fulanito: «Fulanito dice. Fulanito dijo. Fulanito va. Fulanito viene. Mira, ahí está Fulanito».... Y en el momento en el que la amiga te dice: «Tía, ¿a ti te gusta Fulanito?». Le dices: «No, ¡qué va! ¿Por qué?». Y te quedas tan fresca. Aunque por dentro piensas: «¡Me cago en la leche! ¿Tanto se me nota?».       Otra cosa muy frecuente y que cuesta mucho reconocer, a pesar de que se están poniendo muy de moda por la televisión, Internet, etc. son los juguetes sexuales. En una reunión de mujeres todas ignoran el tema y ninguna parece saber de lo que se está hablando. Eso sí, en el preciso instante en que una de las presentes admite tener, por ej

El viaje de la memoria...

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      Casi todos los viajes comienzan con un proyecto. Se elige el destino, se planifica la fecha, se busca toda la información posible sobre el lugar a visitar, se organiza lo necesario para llevar, etc. El final del viaje no llega con la vuelta, aún quedan unos cuantos días más en los que entre deshacer la maleta, descargar las fotos o videos, y entregar los regalos de recuerdo a los parientes y amigos, sigues rememorando y disfrutando de la experiencia viajera.       Hay otros viajes que no comienzan con un proyecto, sino que somos proyectados hacia ellos. Son viajes mágicos sin planes, sin fechas, sin horarios, sin transporte, sin equipaje... Nos llevan a cualquier parte. Podemos viajar a un lugar que deseamos, o bien viajar a cualquier sitio donde hayamos estado y disfrutado. Si tenemos los ojos abiertos nos llevan donde queremos. Otras veces, cuando los tenemos cerrados, pueden llevarnos a lugares inesperados; y otras, las más especiales, nos dejan compartir el viaje, durant