Siempre



     Era tu palabra comodín: «siempre estaré a tu lado, siempre hay una solución, siempre me haces sonreír, siempre habrá un nosotros, siempre…». Me sentía seguro escuchándote usarla una y otra vez. Siempre. Excepto aquella noche. Dejaste un mensaje cariñoso en mi buzón y, al pronunciarla, equivocaste mi nombre.

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