A través de sus ojos




      He ejercido muchas profesiones a lo largo de mi vida, pero ser madre es la labor más complicada y gratificante de todas ellas. Nadie te prepara para serlo y, sin embargo, con una gran dosis de optimismo por aquí, otra de paciencia por allá y una proporción desmesurada de intuición, terminas haciéndote con la empresa. Recuerdo la primera vez, la época en que era una completa novata, el miedo que tenía a estar haciéndolo mal, a no alimentarlo bien porque, aunque el pediatra decía que el niño tenía que comer a demanda, a mí no me quedaba muy claro si demanda era que estuviese todo el día enchufado al pecho o si el niño quería estar todo el día enganchado porque no tenía suficiente leche para darle. O cuando lloraba y lo cogía en brazos a todas horas, haciendo caso omiso a las advertencias de que si el niño aprendía a dominarme estaba perdida. Y lo estaba. Recuerdo las sesiones de cuna, de el niño agarrado a mi mano y yo dando cabezazos de sueño apoyada sobre la barandilla, intentándome zafar con sumo cuidado, oyendo solo mi respiración o los crujidos de la madera que parecían ampliarse unos cuantos decibelios por el silencio de la noche, y justo cuando apoyaba la cabeza sobre mi ansiada y cómoda almohada, escucharlo berrear. Ahora no es que sea distinto, porque cuando sientes que te has especializado en una etapa, crece el niño y vuelves al estatus de novata otra vez. Aunque no tiene nada que ver porque el niño se expresa con palabras, y eso ya es una ventaja, pero dependiendo de cómo sea el niño también puede ser un inconveniente: si te toca un niño algo hipocondríaco… Recuerdo una madrugada, serían las cinco como muy tarde, se levantó mi hijo llorando porque le dolía la garganta: ¡Mamá es que no puedo soportarlo! Yo le miré la garganta pero tampoco distinguía exactamente cómo es una garganta en estado normal, siempre que miro gargantas es porque a uno de los dos le duele, debería revisarlas en estado normal también. El caso es que para curarme en salud, agarré el coche y me lo llevé a urgencias. Éramos los únicos para pediatría y empecé a sentirme la madre más paranoica del planeta, de hecho le pregunté al niño un par de veces antes de llegar al mostrador: ¿Estás seguro que te duele tanto? ¡Sí, mamá! Nos atendieron enseguida, a esas horas solo se ponen malos los hijos de las paranoicas; tenía tan solo una ligera rojez, así que me recomendaron esperar y lo de siempre: si fiebre Dalsy. Volví a casa cabreada como una mona y sintiéndome ridícula por haber llevado al niño a urgencias sin ninguna urgencia que demostrar. A partir de ese día, cada vez que tengo que llevarlos a urgencias voy más reticente. Sobre todo me ocurre que a veces les veo hechos polvo en casa, con fiebre alta, tiro para la clínica y justo, mientras esperamos a que nos llamen en la sala de juegos, me los encuentro tan panchos montando construcciones. En ese momento me empiezan a entrar las dudas y miro la pegatina a ver si me ha tocado el mismo pediatra de la madrugada, el que seguro me tendrá en una lista negra.

      Pero no todo es complicado, tras tus miedos, sus travesuras (que a veces son muy gordas), sus caprichos, el trabajo que dan (aquí las jornadas no son de 8 horas), los quebraderos de cabeza… Ellos consiguen hacer que sonrías cuando lo que te apetece es justo lo contrario, te muestran formas que solo puedes reconocer a través de sus ojos, o te llevan cuando les parece al país de Nunca jamás. En definitiva, te hacen sentir el centro de su universo y son los únicos que lo consiguen de verdad, porque ambos universos giran con el mismo eje.

(Inspirado en la frase: "He ejercido muchas profesiones a lo largo de mi vida" para El CuentaCuentos)

Comentarios

  1. Quien mejor que una madre para describir, con la naturalidad que ellas lo cuentan, con la sencillez con que lo hacen, la mas bella profesión que existe.
    Una profesión sin horario porque son todas las horas, sin salario pero con un costo diario, repleta de horas extras, estress y que hace poco le dedicaron un día del año.
    Recuerdo una escena de una película, en ella un centinela creyó ver un avión a lo lejos y obligó a todo un submarino a sumergirse. El capitán miró por el periscopio y resultó ser un ave. Le dijo al abatido centinela "Si llego a esperar para comprobarlo quien sabe si ahora estaríamos hundidos" Evidentemente es antigua :) solo usaban lo prismáticos, pero la recordé cuando tuviste que salir esa noche a Urgencias. A posteriori pasas ese sonrojo pero hiciste lo que hace una madre, lo mejor para sus hijos por encima de todo.

    ¡Felicidades Sara!

    Y tras este megacomentario :) y sabiendo que en estas Fiestas muchos recibirán como regalo un Libro electrónico, existen 2013 razones para estrenarlo con una gran novela http://www.amazon.com/TREINTA-POSTALES-DISTANCIA-Spanish-ebook/dp/B007CYCRT4

    ¡Feliz año!

    ¡

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  2. Una radiografía muy veraz de lo que han vivido todas las madres en algún momento. Me ha gustado mucho y me has arrancado alguna que otra sonrisa así que te lo agradezco profundamente. ¡Felices fiestas!

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  3. Jajajaja Carlos, ¿me has spameado el blog? Que crack! Muchas gracias por el comentario y que pares una feliz salida de año, el 2013 me da muy buena espina, a ver qué tal se presenta... De momento vamos servidos de inspiración y no estamos fallando a nuestra cita semanal, que dure CuentaCuentos!!

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  4. Una historia que muchas madres entenderán, la verdad que tiene que ser toda una aventura, y que mejor historia que las que ellos comienzan cada día.

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  5. Es de esas cosas para las que uno no se prepara por muchos libros que salgan ahora para cubrir esos miedos.
    Como bien dices es intuicion, paciencia, etc.
    Interesante uso de la frase.

    Un abrazo.

    Nos leemos cuentacuentos.

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  6. Hola Sara. Es la historia de todas las que he leído que más sonrisas y emociones me ha arrancado. Será que me gustan los niños o lo que sea pero me han encantado las anécdotas que cuentas en tus relatos.
    P.D.: Me gustan los niños... pero de momento los de los demás jeje
    Un abrazo.

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  7. Ay las madres, las madres paranoicas, las que crean dependencia al niño, cuando para el niño es un acto déspota. Me rodeo de muchos niños, de amigos y familiares, y debo decir que todos son unos pequeños cabrones, con cariño, claro. Saben que haremos lo que sea para que sonrían porque así, y este es el puntazo, nos verán sonreír. Saludos.

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  8. Nacemos con el "hardware" necesario para ser madres, pero deberían incluir un "software" descargable que nos preparase para ello, porque por mucho que te digan, te ayuden o leas, nunca estás preparada para afrontar todos los retos de esa profesión. Me ha gustado mucho.

    Nos leemos!

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  9. Ciertamente, las excusas de dolores son las mejores, yo tengo una hermana de 6 años, que llegó cuando yo ya tenía 21 así que tampoco compartimos mucho como hermanas pero tiene tanta gracia... un día se despertó para ir al cole y le dijo a mi madre con cara de pena extrema que no podía ir porque le dolía una uña XD todavía nos estamos riendo jajajajajaja
    bessos!

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  10. Pues yo pieno que eso de ser madre (padre) se lleva por dentro, yo tengo ganas de descubrir los entresijos de la descendencia y las aventuras que me aportará. Me ha gustado mucho tu relato. Felicidades!!!

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