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Mostrando entradas de diciembre, 2012

A través de sus ojos

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      He ejercido muchas profesiones a lo largo de mi vida, pero ser madre es la labor más complicada y gratificante de todas ellas. Nadie te prepara para serlo y, sin embargo, con una gran dosis de optimismo por aquí, otra de paciencia por allá y una proporción desmesurada de intuición, terminas haciéndote con la empresa. Recuerdo la primera vez, la época en que era una completa novata, el miedo que tenía a estar haciéndolo mal, a no alimentarlo bien porque, aunque el pediatra decía que el niño tenía que comer a demanda, a mí no me quedaba muy claro si demanda era que estuviese todo el día enchufado al pecho o si el niño quería estar todo el día enganchado porque no tenía suficiente leche para darle. O cuando lloraba y lo cogía en brazos a todas horas, haciendo caso omiso a las advertencias de que si el niño aprendía a dominarme estaba perdida. Y lo estaba. Recuerdo las sesiones de cuna, de el niño agarrado a mi mano y yo dando cabezazos de sueño apoyada sobre la barandilla, int

Reciclando...

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      Soy muy poco navideña pero aprovecho que Ilustratura ha creado esta felicitación de Navidad tan bonita, con la ilustración de mi compañero Rafael Mir y un relato mío (que quizá a alguno os suene de otra ocasión), para compartirla con vosotros y desearos que paséis unas felices fiestas.  (Pinchando sobre la imagen se amplía)      

Alas de mariposa

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                   Nunca había deseado tanto estar de vuelta y sin embargo, cuando se encontró frente a la entrada, tuvo miedo de dar el paso. Temía que todo hubiese cambiado. No ser recibida de la misma forma que al principio, cuando el mínimo gesto, algo que para cualquiera habría pasado inadvertido, por muy insignificante que fuera, él lo retenía y moldeaba a su antojo, adquiriendo un valor que ni ella esperaba.       Él hacía ya tiempo que tampoco acudía a su punto de encuentro, quizás cansado de pasear por aquel lugar desolado, donde solo permanecían los rescoldos de un sitio que siempre brilló por la intensidad de sus ilusiones, tan vivas como inalcanzables.       Estuvo tentada a dar media vuelta. Marcharse por donde había venido para concederse algo más de tiempo, adquirir la seguridad que iba perdiendo según se acercaba. Tal vez con la idea de prepararse para lo que pudiera encontrar, por si no era la calidez de un hogar encendido ni la frescura de un día de lluvi