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Mostrando entradas de febrero, 2012

TREINTA POSTALES DE DISTANCIA

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                                                 Diseño portada: Vicente Mateo Serra ¡Sí, es justo lo que parece!   ¡¡¡He escrito una novela!!!           Y la he publicado en formato ebook en Amazon (enlace)       Esta era la sorpresa que os comentaba en la anterior entrada. He estado muy liada porque, aunque ya la tenía escrita desde el año pasado, he tenido que revisarla un par de veces o tres o setecientas más bien… encargar la portada, pelearme con un grupo de seleccionadores para elegir el diseño definitivo entre los borradores, darles el coñazo durante unos cuantos días…  en fin, una locura cuyo resultado tenéis a la vista. Made in El sitio de Tico . ¡No me digáis que no ha hecho un trabajo fabuloso!       Y os preguntaréis ¿de qué irá el libro? Pues de qué va a ir saliendo de mí… pero casi mejor os dejo la sinopsis que le hizo mi amiga Ángeles, y que cuenta todo sin contar absolutamente nada: "Un pasado que creía superado, una amiga histrió

Estoy en la parra...

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      Últimamente estoy algo desaparecida, no mucho porque soy una brasas de las redes sociales, pero tengo abandonado a mi pobre blog que ayer cumplió dos añitos y ni me acordé… Voy a tener que abrirle una cuenta de facebook, agregarle como amigo y que me avisen ellos de su cumpleaños, porque… mi cabeza no da para más. En fin, cosas de la vida y de un nuevo proyecto que os comunicaré en breve y que, creo que a muchos, os alegrará conocer.       Si alguno de vosotros ya barajaba poner mi nombre en una lista negra de "descastadas que no se pasan a leer sus cosas ni comentan"... abortar con esa idea inmediatamente que es algo temporal ¿eh?     Pues nada, que muchas gracias a todos de nuevo por aguantar  mis tostones blogueriles, me alegra ver que cada vez somos más en estos sueños a contraluz, y espero que este sea el segundo de muuuuuuuuuuuuchos más años de escritura.       Y como decía Terminator ¡volveré!

A tres voces

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      El globo rojo trataba de esquivar aquella multitud sobre la acera, y de frenar nuestro paso; un paso que se había convertido en una carrera contra el tiempo. Realmente no tenía prisa por llegar a ninguna parte, pero mi vida era así desde que apareció Lucía, con más sorpresa que júbilo; en mis planes no entraba ser madre tan joven y menos aún tenerlo sola. Pero Lucía no tardó en convertirse en el centro de todo. Aquella tarde me fastidió encontrarme a toda esa gente aglomerada en la acera del teatro. Veníamos de un cumpleaños, y Lucía seguía mi paso a trompicones, como de costumbre. Cuando llegamos a casa me contó que se le había escapado el globo y un señor había prometido guardárselo. Pensé que se lo había inventado, Lucía es así, cree que tiene la capacidad de hablar con la mirada porque siempre me adelanto a lo que quiere antes de que me lo pida. Pero tenía razón, unos días más tarde pasamos por allí y, atado a una barandilla, estaba el globo rojo.       El globo rojo t