El tiempo y la luna


―Donde se confunden relojes con lunas. ¿Recordarás el lugar?

   «Cómo iba a olvidarlo», pensaba, recordando aquella pregunta que me había venido tan nítida a la mente. Parecía, incluso, que acababa de escucharla directamente de su garganta, a mi lado, mezclada con el rumor de la marea. O tal vez era el propio oleaje quien me la recordaba.

      Había pasado mucho tiempo, demasiado, no recordaba cuánto. De vez en cuando paseaba por aquel lugar y me sentaba a observar la luna, preguntándome si sería él quien lo habría olvidado. Nos despedimos una noche de luna llena. Era tarde, en la playa ya no quedaba nadie y el único chiringuito de la zona acababan de cerrarlo. Cogimos dos tumbonas y las acercamos a la orilla. Nos tumbamos a contemplarla. Ella estaba radiante, con una tonalidad más cálida que otras veces. Dibujaba un camino de luz sobre el agua, que se extendía hasta el horizonte como una alfombra dorada:
―Me pregunto dónde terminará ese camino que ha dibujado en el agua  ―pensé en voz alta.
―Terminará cuando la luna se marche y el sol ocupe su lugar ―contestó, sin dejar de contemplarla.
―No preguntaba cuándo sino dónde.
―¿Acaso no es lo mismo? ―respondió, volviéndose hacia mí con aquella mirada enigmática, a medio camino entre la complicidad que le devolvería si coincidiera en su respuesta, y la vanidad de encontrarme completamente perdida.
    Permanecí un rato sin decir nada. Mirando la luna y dándole vueltas a la pregunta. Prefería centrar mi mente en otra cosa distinta a su partida. Entonces intuía que pasaríamos algún tiempo sin vernos, aunque ignoraba que allí sería la última y la primera vez que nos encontraríamos.
―Volverás, ¿verdad?
―Pues claro que volveré. ¿Por qué piensas que no voy a volver?
―No sé… eres joven. Viajas a la otra punta del mundo. Quizá algún día hasta el otro extremo del universo…
―Tú también eres joven.
―¿Por qué decidiste ser astronauta?
―Por la misma razón que tú decidiste ser veterinaria. Siempre quise serlo, ya lo sabes.
―Todos los niños en algún momento dicen que quieren ser astronautas. No pensé que en tu caso fuera a cumplirse.
―¿Tú no tienes curiosidad por lo que habrá ahí fuera?
―No hasta el punto de dejarlo todo y lanzarme al espacio.
―No lo dejo todo. Volveré, ya lo verás.
―Imagina que te lanzas al espacio y te encuentras con que el tiempo allí se ralentiza, y de pronto aquí en la tierra han pasado demasiados años. ¿Qué ocurrirá cuando vuelvas? ¿Dónde nos encontraremos?
―Donde se confunden relojes con lunas. ¿Recordarás el lugar?

    Pero la pregunta no procedía del rumor del oleaje, sino de su boca. Allí se encontraba otra vez el tiempo, en el camino de la luna.

(Inspirado en la frase de Paula: "Donde se confunden relojes con lunas" para El CuentaCuentos)

Comentarios

  1. La luna... Si nos da que hablar..

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  2. Mira que te ha gustado a ti el tema del viaje en el tiempo eh???
    Un abrazo, astroveterinaria ajjaja

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  3. @El Dinosaurio: la luna es una fuente inagotable de inspiración ;)

    @Yandros: jajajaja ya te digo, las historias donde se juega con el espacio y el tiempo, me atrapan. El otro dia vi, que no la había visto, "Frecuenci", y me encantó.

    Besotes!

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  4. Anónimo30/8/11

    Mucho más interesante el camino que marca la luna llena en el mar que el camino amarillo del mago de Oz, aunque a lo mejor llevan al mismo cuando.
    Salu2

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  5. Yo ni me acuerdo del camino amarillo del mago de Oz... me da que no me marcó mucho aquella historia :S

    Un saludo!

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  6. Los cuentos poseen la fórmula que desde Merlín a Einstein trataron de hallar, y que permite atrapar el tiempo para que no haya despedidas.
    Y tú con estos ingredientes: Dos hamacas,una porción de playa,algo de noche, una luna y dos personas, creas uno en donde a quienes dejas atrapados es los que lo leemos en su final, en ese tiempo camino de la luna.

    Precioso relato Sara. Un abrazo!

    Este cuento hay que enviarlo ya a la estación espacial internacional!
    (la que están construyendo siguiendo un plano de Ikea :)

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  7. Mi reloj biológico hoy confunde relojes y lunas y aquí sigo leyendote. No dejo de darle vueltas a esa enigmática contestación...

    Besos insomnes.

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  8. @Carlos: Está bien, te haré caso y lo enviaré. Lo titularé "Hermënsin Kivik" y lo incluiré en una bolsa con tornillos raros y llaves Allen, para contribuir al montaje de la estación :P

    @Daniel: Espero que finalmente dieras con la respuesta y no haber contribuido a una noche de insomnio... o lo que es peor, de pesadillas.

    Besotes!!

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  9. Hola, Sara, vi un comentario tuyo en un blog amigo y decidí visitarte, me pareció muy bueno tu espacio, así que voy a quedarme por aquí como seguidor también.
    Si tienes ganas, te invito a pasar por el mío.
    Un saludo desde Argentina.
    Humberto.

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  10. Hola Humberto, encantada de que hayas decidido quedarte por aquí. Me pasaré por tu sitio, claro.
    ¡Un saludo!

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