En la cuerda floja


―El otro día me contó una camisa de él, que se vio con otra mujer en un hotel.
―Me encantaría rebozárselo por las narices a ese vestido tan creído y pretencioso, que compartió una de las citas de ella con el otro. Se cree más que nadie por su agitada vida social.
―Tranquila, ya se habrá enterado, hoy comparten la colada.

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