Estilismos varios...

      En muchas ocasiones nos obsesionamos por ir vestidos a la moda o más bien, por no ir pasados de ella para no dar el cante. Aunque en los tiempos en en los que vivimos, en que todo vale, más se da el cante por lo primero que por lo segundo; o quizá por salirse de los límites que marcan las tendencias y ser el más original o el primero en llevarlo.

      De esta forma hemos pasado por criticar lo que nos ha parecido estrafalario, para unos meses más tarde, sucumbir a sus encantos y pasear alegremente por las calles con eso mismo puesto. ¿Qué yo dije qué? Nos sorprendemos diciendo. Son cosas del ajuste visual frente a la moda.

      Aunque hay que reconocer, que de la moda que sale a la calle (en las pasarelas ni me meto, pues imagino que la mayoría de los modelitos calificados por mí como “imposibles de salir a  la calle”, son más bien la fantasía o el arte creado por los diseñadores para hacer el espectáculo que  se espera de ellos, que para vestir  fuera de ellas o de las alfombras rojas de los famosos) en algunos casos, más que llevar ropa cómoda, casual, urbana o como quiera llamarse; se trata de ir vestido en plan “Misión imposible” (Véase el caso de estos enlaces aletas con tacón y los zapatos con tacones imposibles)

      Las hombreras, decían que se iban a empezar a llevar de nuevo ¿Estáis seguros? Porque yo fui de la generación en la que no podíamos vivir sin ellas, por poco no me tienen que llevar a un centro de desintoxicación de hombreras, sólo me faltó ponerlas en el pijama para dormir o el biquini... Las tuve de todos los tamaños, colores y texturas. Cuanto más parecida ibas a un jugador de rugby, más molona te sentías. Y si encontrabas unas de ese tamaño, esas ya formaban parte de tu piel, pues usabas las mismas con todas las prendas ¡El sujetador en aquella época sí que era versátil! Te sujetaba lo mismo que ahora, y además las hombreras. ¿Y qué beneficios nos trajeron las hombreras? Pues que cuando se pasó la moda, fue muy duro volver a aceptar a tus hombros reales y pequeños.

      El caso de los pantalones que se llevan a la altura de la mitad del calzoncillo... eso es una situación, cuando menos, arriesgada. De hecho, cuando camino detrás de alguno vestido así, siempre voy pendiente, como esperando, que en algún  momento se le va a quedar el pantalón caído en los tobillos, y no es porque tenga ningún interés especial en ver algo nuevo , además de lo que ya me va enseñando, es más bien por curiosear su reacción al quedarse en calzoncillos.

     O como nosotras, con los vaqueros de talle bajo, que nos sentamos en cualquier terracita y, al menos en mi caso, si veo que el respaldo de la silla es opaco y sin hueco, reposo el trasero tranquila de saber que no estoy enseñando mis vergüenzas a los de la mesa de detrás; y si lo tiene, tengo que estar pendiente de estirarme la camiseta al máximo y  quedarme tiesa como una vela, para que todo se quede guardado en su sitio, cosa que nunca ocurre...

      … ¡¡Que síiiii!! que ya sé que a muchas no les supone un problema y lejos de suponerles, eligen el tanga más fashion que encuentran en el armario para lucirlo...

      … Y el tanga para mí... es otra de esas prendas de sólo usar en casos excepcionales de no ir marcando braga... Aún no entiendo a las que opinan que es comodísimo y lo usan a todas horas, ni a los que dicen que es la prenda más sexy... ¿Sexy?... Si te arreglan el culo con photoshop no te digo que no lo sea, pero ¿Cómodo?.. que se mete por el culo ¿recuerdas?...

En fin, para gustos los colores.

Comentarios

  1. Jajjajajajajaja me encanta este post, en serio xDDDDD

    La solución para los vaqueros de talle bajo es... Una camiseta larga que tape el culo ;)

    Besotes^^

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  2. Sí, cuando se empezaron a llevar los blusones y las camisetas largas con cinturón, respiré tranquila también jejeje pero no hay nada que siente mejor que un talle alto... sin pasarse, tampoco al estilo Cachuli...

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